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O'Higgins y la creación de la Escuela Naval

Autor: Antonio Yakcich Furche - Presidente


Hoy recordamos la creación de la Escuela Naval por parte de nuestro Padre de Patria. El decreto de fecha 4 de agosto de 1818, establece en sus considerandos la importancia de; “Hacer cada día más impenetrable el baluarte de la libertad de la América”, lo que imponía según consta en el documento, la necesidad de fomentar la marina y asegurar la defensa de las costas del Estado de Chile.


Agregaba que se requería contar con un plantel de oficiales de marina, con capacidad de conducir las operaciones marítimas. Conforme a ello se decretaba textualmente; “Será creada en el departamento de Valparaíso una Academia de Jóvenes Guardiamarinas”.

Por otra parte, O´Higgins disponía en el decreto, que el Comandante General de Marina le presentara un proyecto de formación de la academia, el que debía incluir el número de alumnos que deberían ser parte de ella, y la persona que la dirigiría.

Manuel Blanco Encalada dio cumplimiento al encargo recibido del Director Supremo, presentándole un proyecto estructurado sobre la base que recién se estaba formando la marina de guerra nacional, por lo que consideraba un mínimo de 12 alumnos y un máximo de 30.


Además, tomando en cuenta la urgencia de disponer prontamente de los alumnos, dada la escases de oficiales de marina existentes, se establecía en el proyecto que el programa de materias sería reducido, incluyéndose aritmética, geometría, trigonometría, cosmografía y navegación, junto con lecciones de aparejo y maniobras de buque, conforme al tiempo disponible lo permitiera.


Se definía que los textos de estudio serían los manuales de Ciscar o Bails, y si ellos no estaban disponibles, los guardiamarinas copiarían en cuadernos las lecciones del maestro.

Se fijaba como régimen de los alumnos, el vivir a bordo de los buques de guerra, bajando dos veces al día a tierra a tomar lecciones en la casa del oficial encargado de su instrucción.


El proyecto entraba también en detalles muy claros sobre otras necesidades, lo que demuestra que todo se hizo desde cero, solo con voluntad. Se solicitaba al gobierno, si era posible, lo siguiente, entre otros elementos; “Una docena de los manuales de los autores citados, un octante por guardiamarina, un sextante para la academia, un horizonte artificial de azogue, seis escalas de Gunsters, un ejemplar de las tablas astronómicas de Mendoza o Ríos o de Gardién, un azimut con su trípode, seis cuadrantes de reducción y seis almanaques náuticos”.


Finalizaba Blanco proponiendo como su director al Sargento Mayor graduado de artillería Francisco Díaz, por reunir a su juicio todos los conocimientos técnicos y prácticos que se requerían.


El gobierno reaccionando ante la solicitud de Blanco Encalada, emitió el 10 de agosto un decreto, mediante el cual O´Higgins pedía a todas las personas que poseyeran libros e instrumentos de náutica y matemáticas, que los vendiera a precios justos al Estado, o los donara si estaban imbuidos de espíritu patriótico. En este último caso, se publicarían los nombres de los donantes para conocimiento de la ciudadanía.


Díaz era un marino español que había abrazado la causa patriota, participando en el cruce de los Andes, y en las batallas de Chacabuco y Maipú. En ésta última, formó parte del cuartel general de San Martín como ayudante del general sustituto y del batallón de artillería con el grado de capitán.


Los primeros alumnos fueron trece, provenientes de la Academia Militar de Santiago, la que había sido formada también por O´Higgins el 16 de marzo de 1817.


Díaz inició las actividades del nuevo plantel docente un mes después de la firma del decreto, a bordo de la corbeta Chacabuco, de la cual era también su comandante.


A poco andar, el 10 de octubre de 1818, la Chacabuco zarpó con los alumnos hacia al sur, como parte de la escuadra al mando de Blanco Encalada, capturando la fragata española “María Isabel” y los transportes “Helena”, “Dolores”, “Magdalena”, “Carlota” y “Jerezana”.

Los primeros alumnos graduados por la nobel Academia de Jóvenes Guardiamarina fueron; José Nicolás Ahumada, Fermín Calderón, Martín Salvador de la Cuadra, Antonio del Canto, Agustín Gana, José Manuel Herrera, Juan de Dios Lorri, Bartolomé Navarrete, Agustín Orella y Juan Bautista Saavedra.


Entre ellos, destacó por su carrera naval Agustín Manuel Hipólito Orella, quien llegó al grado de capitán de fragata, integrando la escuadra del Almirante Cochrane, participando entre otras acciones en la toma de Corral y Valdivia y en la expedición libertadora al Perú.

En 1825 bajo el mando de Blanco Encalada, tomo parte de las acciones navales relacionadas con la liberación de Chiloé.


En 1828 regresó al Ejército, pasando a retiro en 1830, siendo reincorpora en 1839 para participar en la Guerra Contra la Confederación Perú Boliviana.


En 1843 fue reintegrado a la Armada, siendo capitán de puerto de Copiapó, y en 1847 ayudante de la Comandancia General de Marina, y un año después, sin perjuicio del puesto anterior, asumió como Gobernador Marítimo de Valparaíso.


Sus últimos puestos navales fueron Comandante de Arsenales, Gobernador Marítimo de Atacama y nuevamente de Valparaíso, falleciendo en Quillota el 12 de febrero de 1857.


Su hijo Manuel Joaquín Orella Echánez, también marino, destacó por su valentía en Punta Gruesa y en Angamos, además de otras acciones, hasta fallecer de paludismo en Guayaquil, cuando cumplía una misión al mando del transporte “Amazonas”, con destino a Panamá el 9 de febrero de 1881, en plena Guerra del Pacífico.


Asumamos entonces que la academia creada por O´Higgins, fue sin lugar a dudas el punto de origen de lo que hoy es la Escuela Naval, instituto de formación de consolidado y justo prestigio.




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